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  • Foto del escritorReportajes Especiales

Chile aumenta el rechazo al hidrógeno verde

-Afectados señalan un política energética sumisa y graves afectaciones en los territorios.


Desde hace más de dos años el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) ha levantado alertas relacionadas a las amenazas que arrastran las políticas que incentivan de forma desmesurada el negocio del Hidrógeno Verde.

Chile es uno de los seis países en el mundo - el único en Latinoamérica - que lidera la producción de hidrógeno verde a nivel global.


El colectivo, ha señalado que desde que se instaló la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde en 2020 bajo el Gobierno de Sebastián Piñera y que, pese a las solicitudes hacia la actual administración, el Gobierno de Boric no ha auditado ni desarrollado una Evaluación Ambiental Estratégica, como tampoco se ha desarrollado un proceso de consulta indígena, elementos que se han solicitado anteriormente.


El director del OLCA, Lucio Cuenca Berger, señaló que en ninguna parte de la estrategia de hidrógeno verde se habla de los impactos que estos planes de negocio energético tienen sobre la población y el medio ambiente.

“La gran cantidad de conflictos que está generando esa estrategia empresarial, en las que están involucradas grandes transnacionales como las alemanas Siemens y Volkswagen-Porsche, no toman en cuenta que donde se quieren instalar parques fotovoltaicos y eólicos, actualmente son zonas agrícolas”.


«En última instancia, serán los países del Sur Global los que tendrán que soportar el peso de la llamada "transición energética", en detrimento de las comunidades locales y sus territorios.»

Chile es uno de los países líderes del mundo en el establecimiento de proyectos piloto para la producción de "hidrógeno verde". Es uno de los pocos países del mundo que cuenta con una estrategia nacional de "hidrógeno verde", que en realidad se trata de la continuación del modelo que incentiva la depredación de los territorios sin considerar una transición con justicia en pos de los ecosistemas y las comunidades, sigue siendo la hoja de ruta del actual Gobierno.


En este contexto, diversas organizaciones han rechazado públicamente el modelo impulsado, planteando que “viene a perpetuar la distribución desproporcionada entre cargas y beneficios socioambientales, traspasando las externalidades negativas directamente a los territorios donde se concentrarían los proyectos de generación y exportación. En otras palabras, el desarrollo del hidrógeno, tal como está propuesto, profundiza escenarios de injusticia ambiental, y consecuencialmente de conflictos socioambientales y judicialización”.

Así, aumenta el rechazo a esta política que entrega los bienes estratégicos del país al usufructo de grandes corporaciones transnacionales.

En una serie de informes, comunicados y declaraciones, el OLCA ha estado documentando el montaje de este plan impuesto a espaldas de las comunidades afectadas por la masiva instalación de proyectos de supuesta energía renovable, que en la práctica generan nuevos territorios de sacrificio, o bien, profundiza su sacrificio ya existente. El primer proyecto germano-chileno, Haru Oni en la Patagonia, podría empezar a producir combustible sintético este año.

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