-La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos está llena de malas prácticas.
No es ningún secreto que la industria química tiene una influencia indebida sobre los procesos regulatorios en los Estados. Unidos. Las corporaciones ejercen un poder increíble en los procesos de las agencias para crear las pautas que se supone deben proteger la salud de nuestras comunidades y el medio ambiente.
*Pesticide Action Network North America
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) no es una excepción. Al revisar los impactos en la salud y el medio ambiente de los productos plaguicidas, la EPA a menudo se basa en estudios financiados por la industria, y esta ciencia corporativa rara vez está disponible para su revisión pública. Además, las empresas químicas suelen formar parte de paneles y comités que “asesoran” a los reguladores.
Una de las estrategias más efectivas que usan los Grandes del Agronegocio para influir en los reguladores puede ser la "puerta giratoria", en la que ex ejecutivos, abogados y científicos de la industria agroquímica sirven en las agencias gubernamentales encargadas de supervisar sus industrias, y viceversa.
Los exempleados de la EPA utilizan su conocimiento profundo de los procesos regulatorios para ayudar a las industrias a lidiar con ellos. ¿Qué tan profundo es este problema?
La cultura de la Agencia
Se podría pensar que un ex empleado de la EPA gravitaría hacia un trabajo que continuara en la conservación, pero la norma es lo contrario: dejar el servicio público por una carrera lucrativa en las industrias extractivas es prácticamente una tradición en la agencia.
Según un análisis de The Intercept, desde 1974, los siete directores de la oficina de plaguicidas de la EPA que continuaron trabajando después de dejar la agencia ganaron dinero con las compañías de plaguicidas que solían regular. Estos directores han aceptado puestos universitarios financiados por Monsanto, Bayer y Syngenta.
Algunos de ellos han trabajado como abogados de la industria o se han desempeñado como miembros de juntas directivas de empresas agroquímicas. Otros funcionarios de la EPA han dejado la agencia para trabajar directamente para la industria agroquímica:
• Stephen Johnson: administrador de la EPA y administrador asistente de la Oficina de Prevención, Plaguicidas y Sustancias Tóxicas → Se unió a la junta directiva de Scotts Miracle-Gro, que comercializa el plaguicida glifosato en los EE. UU.
• Linda Fisher: Administradora adjunta de la EPA → Se trasladó a trabajar para Monsanto y DuPont.
• John Todhunter: Administrador asistente de la EPA a cargo de plaguicidas → Se convirtió en consultor de plaguicidas.
• Bill Jordan: Subdirector de la oficina de plaguicidas → Ahora es consultor de empresas de plaguicidas.
• Steven Jellineck: exadministrador asistente de sustancias tóxicas → Fundó una firma de consultoría que eventualmente emplearía a muchos otros ex empleados de la oficina de plaguicidas y representó a Monsanto, Dow, FMC y la Asociación de Fabricantes Químicos, entre otras compañías agroquímicas.
Este flujo de expertos de la EPA a las empresas de plaguicidas no solo permite que los químicos peligrosos eludan el escrutinio regulatorio, sino que también da forma a la cultura dentro de la agencia y explica por qué los problemas de regulación han persistido a través de los cambios en las administraciones presidenciales.
Lori Ann Burd, del Centro para la Diversidad Biológica, dijo que solo ha notado cambios menores en el enfoque de la agencia sobre los plaguicidas bajo la presidencia de Joe Biden. “Están adoptando un tono ligeramente diferente. Pero en nuestro litigio, son los mismos puños de acero, luchan hasta la muerte por todo”.
Mejores leyes protectoras
La enorme influencia de las corporaciones químicas ha obstaculizado una regulación significativa de los plaguicidas en los EE. UU., dejando a las comunidades expuestas a productos químicos dañinos que no se toleran en muchos otros países.
Si bien la red Pesticide Action Network (PAN) continúa arrojando luz sobre la captura corporativa de las agencias reguladoras, otra forma de garantizar que se obtenga la protección que se necesita es actualizar la ley principal que se aplica a la supervisión de plaguicidas.
La ley actual, la Ley Federal de Insectividas, Fungicidas y Rodenticidas (FIFRA) se aprobó originalmente en 1947 y contiene disposiciones que priorizan los intereses de la industria de plaguicidas.
De acuerdo con la ley, la EPA solo puede negarse a volver a registrar un plaguicida si los riesgos que representa para la salud humana, la vida silvestre y el medio ambiente son mayores que los beneficios económicos que brinda.
Un reemplazo propuesto, la Ley para la Protección de los Niños de los Estados Unidos contra los Plaguicidas Tóxicos (PACTPA, por sus siglas en inglés) aborda muchas de las deficiencias de la FIFRA. Y es la ley que la red PAN está solicitando que se apruebe en el senado estadounidense.
El proyecto de ley brinda protecciones significativas para las comunidades que soportan la mayor parte de la exposición a los plaguicidas, prohíbe el uso de plaguicidas prohibidos almacenados y exige la inclusión de ingredientes inertes en todos los productos plaguicidas, que a menudo son tan peligrosos como los ingredientes activos.
Traducción al español del original en inglés: Fernando Bejarano
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