Algunos de los mejores inventos comienzan como accidentes, tal es el caso de la primera pluma con tinta de algas “Living Ink”. Todo inició cuando Scott Fulbright, estudiante graduado en biología celular y molecular de la Universidad del Estado de Colorado, fue en busca de una tarjeta de felicitación para su abuela.Insatisfecho con el costo y la falta originalidad, se juntó con su amigo Steve Albers, estudiante de la misma universidad, para diseñar unas tarjetas novedosas, no por el mensaje o el papel, sino por el tipo de tinta usada en ellas, una tinta ecológica a base de algas y bacterias, que se hace visible luego de unos días de exposición a la luz solar.
Living Ink escribe como cualquier otra pluma, pero desaparece al cabo de unos minutos, es ahí donde sucede la magia. En realidad se trata de dos plumas: la pluma de color rosa contiene una "tinta rápida" que crece en uno o dos días, mientras que la de tinta verde contiene "tinta lenta" que aparece en tres o cuatro días. Para finalizar, el papel o tarjeta con el mensaje oculto se debe colocar dentro de un pequeño invernadero (que sirve también como un marco de fotos) que contiene un material denso en nutrientes que promueve el crecimiento de las algas y bacterias de las tintas.
La tinta ‘muere’ una vez que se saca el papel del invernadero, sin embargo las letras permanecen debido a que el papel ya se tiñó, así el mensaje puede durar hasta dos años.