-El cambio climático es la mayor amenaza para la salud de la humanidad: OMS
¿Te deprimes con días lluviosos o muy fríos?, ¿Te duele la cabeza cuando está nublado? ¿Y las articulaciones si el ambiente está muy húmedo? ¿Estás más nervioso en los días que sopla mucho viento? En mayor o menor medida, casi todas las personas advierten alguna molestia o dolor cuando se producen cambios de tiempo, pero hay algunas especialmente sensibles que resienten mucho más las condiciones climatológicas, tanto en el plano físico como en el psicológico.
Este tipo de personas son meteorosensibles, es decir, desarrollan problemas de salud física o mental que se consideran padecimientos nuevos o derivados del cambio climático y que pueden o no agudizarse dependiendo del ritmo de adaptación tengan (resiliencia).
La organización social internacional Avaaz, financió en el 2021 la mayor encuesta realizada a infantes y jóvenes sobre la ansiedad climática y los resultados no son nada halagüeños: la ansiedad relacionada con la crisis climática es muy alta.
La meteorosensibilidad, como explica Noelia Romero, psicóloga del centro Atalanta Psicología, es el término que emplean los psicólogos para referirse a “la afección en la cual las condiciones climatológicas y estacionales afectan psicológica y físicamente a la persona”.
Este padecimiento podría afectar a entre un 30 y 60 % de la población, siendo más afectadas las mujeres debido a sus cambios hormonales.
Los especialistas en salud mental han analizado cómo influyen en el estado de ánimo las conexiones del tiempo y el exceso de iones negativos, los cuales provocan depresión o, en algunos casos, actitudes violentas. Por ejemplo, mediante cruce de datos, demostraron cómo las olas de calor tienen un efecto negativo en la violencia de género: los feminicidios suben en un 40% tres días después de su inicio.
Otros padecimientos mentales ‘nuevos’ son la ecoansiedad (angustia que crea el no saber qué ocurrirá con el planeta ) y la solastalgia (impotencia o falta de control sobre el proceso de cambio climático).
El cambio climático agravará todo
La OMS afirma que el cambio climático es “la mayor amenaza para la salud de la humanidad” y calcula que entre 2030 y 2050 morirán unas 250 mil personas al año de forma adicional por culpa de sus efectos directos e indirectos, desde el estrés calórico al paludismo. Por ejemplo, a medida que suben las temperaturas, también lo hacen las zonas con buenas condiciones de vida para los mosquitos, un insecto que puede transmitir muchas enfermedades. Otro riesgo potencial, es el que puede traer consigo la fusión del permafrost, en el que permanecen ocultas enfermedades y amenazas potenciales.
En el informe se relata cómo en 2016, en una intensa ola de calor en el noroeste de Siberia, se desenterró un reno infectado por ántrax y muerto más de setenta años atrás que acabó con la vida de un niño de doce años y decenas de hospitalizados.
Datos del informe Impactos del cambio climático y la salud, elaborado por el Observatorio de Salud y Cambio Climático, en España, señalan que los picos de calor impactan en la mortalidad y cuanto más envejecida está una población, menos temperatura requiere para notar esos efectos.
Nada nuevo bajo el sol
La meteorosensibilidad no es un fenómeno nuevo, desde la antigua Grecia (Hipócrates) existía la llamada meteoropatía, picos de incidencia de determinadas enfermedades ante situaciones meteorológicas concretas.
Tiempo y clima no son lo mismo. El tiempo es el que tenemos cada día, del que nos informan las previsiones de los meteorólogos; el clima es el que se mantiene durante largo tiempo, aunque cercanos, ambos conceptos son diferentes.
A mayores temperaturas y más días de sol habrá menos de lluvia, entonces aumentará el estrés hídrico, se sucederán olas de calor intensas e, indiscutiblemente, se afectará la salud de las personas.
¿Qué afecciones son las más frecuentes?
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), se señalan ciertos trastornos del estado de ánimo que se ven afectados por un patrón estacional, entre ellos:
Estados depresivos, en otoño e invierno y estados maníacos en primavera
Alteraciones en el sueño y fatiga (incluso anemia o hipoglucemia)
Dolencias cardíacas que empeoran con alteraciones de temperatura
Migrañas frecuentes por el cambio brusco de presión
Asma y alergias
El cambio climático o estacional “provoca un agravamiento o desencadenamiento de los síntomas que ya muestra la persona”, apunta.
¿Qué hacer?
Primeramente no olvides acudir al psicólogo si tienes sospecha de que tu estado emocional se ve afectado por los cambios en el tiempo o si muestras algunos dolores físicos repentinos o que empeoran con cambios de temperatura y presión.
Y finalmente, volviendo a los griegos: no olvides que mente sana en cuerpo sano, siempre pondera llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio de manera regular.
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