-Se espera que el Tratado Global de Plásticos esté listo para fin de año.
-Cálculos indican que para el 2025 la producción mundial de plásticos aumentará entre un 30 y un 36 %.
A partir de mañana líderes de todo el mundo empezarán a fijar el destino del plástico rumbo al 2030.
Del 29 de mayo al 01 de junio se realizará, en Dakar, Senegal, la primera reunión de alto nivel rumbo a la redacción del nuevo Tratado Global de Plásticos, un acuerdo que busca definir las directrices mundiales para combatir la contaminación plástica y que se espera se concluya, apruebe y ratifique por las la mayoría de las naciones a finales de este año.
Y es que el problema del plástico parece no tener fin. Pese a los informes de alerta y a las iniciativas emprendidas por organismos internacionales como las Naciones Unidas, IPEN y OCDE, entre otras, el plástico sigue creciendo y no parece haber mecanismos eficientes y suficientes para su control, producción y contaminación. Apenas el 9% del plástico global se recicla con éxito.
El informe Perspectivas Globales del Plástico (Global Plastics Outlook), elaborado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), a nivel gobierno, las políticas para frenar la filtración plástica en el medio ambiente se quedan cortas.
Por ejemplo, a pesar de que en más de 120 países se han implantado prohibiciones e impuestos sobre los plásticos de un solo uso, los resultados han sido escasos, estas prohibiciones no bastan para reducir la contaminación por plásticos.
Lamentablemente, casi dos terceras partes de los plásticos producidos en el mundo son artículos con una vida útil inferior a cinco años: envases (40%), ropa y bienes de consumo (11%).
En México, organizaciones ambientalistas como Fronteras Comunes, Casa Cem, Academia Mexicana de Derecho Ambiental (AMDA), Acción Ecológica, Asociación Ecológica Santo Tomás y Greenpeace, entre otras, que trabajan para erradicar la contaminación por plásticos y promover una verdadera economía circular, han enviado formalmente una carta-petición al Canciller Marcelo Ebrard para que nuestro gobierno considere una visión que realmente proteja la salud y el medio ambiente.
Entre los puntos que señalan las organizaciones expertas en la materia, destacan, en orden de importancia, los siguientes:
El tratado debe regular el ciclo de vida completo de los plásticos, desde su producción; diseño y uso del producto; hasta una gestión de los residuos ambientalmente adecuada, incluyendo la reducción de la producción de este material, así como sus usos. Esto, dado que la producción de plásticos crece de manera exponencial cada año. Cualquier acción que se desarrolle para mejorar el manejo de los desechos plásticos será insuficiente si no se reduce a la vez la producción, el consumo y los usos del plástico.
Se debe asegurar la participación de la ciudadanía en todas las instancias de discusión, tanto del texto del tratado como de los procedimientos para su negociación. Esto permitirá atender las necesidades de las comunidades directamente afectadas por la contaminación y producción de los plásticos. México, al ser parte del Acuerdo de Escazú, tiene el deber de asegurar y promover el derecho a la participación pública en foros y negociaciones internacionales en materia ambiental (Artículo 7 del Acuerdo).
Buscar la eliminación de los aditivos y sustancias químicas tóxicas del plástico para asegurar que los plásticos sean seguros para el medio ambiente, para los consumidores y para las personas que trabajan con ese material. En ese sentido, impulsar una economía circular libre de tóxicos.
El tratado debe establecer un sistema de transparencia que proteja el derecho a la información y a conocer las sustancias químicas agregadas en la fabricación de los plásticos y su clasificación; que permita contar con información sobre la producción de plásticos; datos sobre exportación de los desechos de los plásticos y, en el caso de su importación, conocer su destino final al interior de los países.
De ninguna forma se deben considerar a las tecnologías de incineración, termovalorización o co-procesamiento como parte de un manejo racional y sostenible de los desechos plásticos o como parte de la economía circular, esto debido a sus impactos negativos a la salud humana y la de los ecosistemas, así como su contribución a la crisis climática.
La responsabilidad extendida de los productores (REP) como herramienta de política ambiental debe permear el contenido del tratado, ya que ésta es esencial para transitar hacia la economía circular y hacia sistemas de distribución de productos circulares basados en la reutilización y el refill. La REP es necesaria para que las empresas que producen, comercialicen, e importen plásticos asuman responsabilidades por estos productos durante todo su ciclo de vida, desde el rediseño hacia alternativas más ecológicas hasta su contribución en la gestión de los residuos generados.
Establecer criterios y mecanismos de bienestar socioeconómico para las personas dedicadas a la labor de acopio de materiales para su reciclaje.
Con estas peticiones, se espera lograr reducir significativamente la contaminación por plásticos, tanto en ecosistemas terrestres, como marinos y atmosférico, un problema en donde toda la población es responsable, pero lo son más los fabricantes y productores al no ofrecer alternativas a los consumidores.
De acuerdo con el primer Índice de fabricantes de residuos plásticos, un reducido grupo de 20 empresas -gigantes de la energía y los productos químicos, producen la mitad de los residuos plásticos de un solo uso.
El Índice, publicado por la australiana Fundación Minderoo en colaboración con la London School of Economics, el Stockholm Environment Institute y el Wood Mackenzie, destaca que en el 2019 este grupo de empresas produjeron 130 millones de toneladas métricas de plásticos de un solo uso en el mundo. La petrolera Exxon Mobil, lidera la lista, con una producción de 5,9 millones de toneladas de plásticos de un solo uso, seguido por Dow Chemical (5,5 ton ) y Sinopec (5,3 ton).
A la fecha, estas 20 empresas producen emisiones de gases de efecto invernadero en la misma escala que un país grande, concluye el informe.
De momento, la petición inmediata es que el gobierno informe oportunamente y con transparencia sobre los posicionamientos que nuestros representantes realicen en Dakar así como las próximas sesiones que se efectúen en el marco de las negociaciones del Tratado Global de Plásticos.
La famosa CASA PLÁSTICA de Disneylandia
La producción y consumo de los materiales derivados de combustibles fósiles se generalizó en las décadas de 1940 y 1950.
Culturalmente, este material ha significado algo imprescindible para entender las formas del consumo moderno. Desde 1953, la compañía Monsanto Chemical tenía una gran cantidad de productos químicos y plásticos derivados del petróleo para introducirlos en el campo de la construcción de viviendas.
Foto: SteveC_HOF , publicada en La Jornada. Ecológica #252, mayo 2022.
Para ello, llegó a un acuerdo de colaboración y patrocinio con el Departamento de Arquitectura del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), proyecto que consistía en la creación de un prototipo de casa de plástico, que pudiera producirse industrialmente y que incorporara las patentes de Monsanto.
Durante una década, la casa plástica fue visitada por 20 millones de personas. Esta casa fue parte de las atracciones turísticas de Disneylandia, en Anaheim, California, y la llamaron paradójicamente la casa del futuro.
El mensaje del futuro estaba acompañado de un material sin igual, tóxico y prácticamente indestructible: el plástico.
Cuando la casa cerró no hubo forma de deshacerse de los materiales. El edificio era tan sólido que los trabajadores no lograron demolerla ni con bolas de demolición, antorchas, motosierras o martillos neumáticos. Al final, el edificio fue demolido usando cadenas de estrangulamiento para romper el plástico en partes pequeñas y así poderlo transportar. ¿A dónde fue a contaminar esa pedacería de plástico indestructible? A la fecha no se sabe con certeza.
