-2023 podría ser de los años más calurosos en la historia del planeta
-América Latina ha presentado los incendios forestales más desastrosos en las últimas décadas.
-En México, en lo que va del año, llevamos más de 1,000 incendios
Estamos a punto de entrar a la primavera, y con ella, a enfrentar uno de los problemas más graves del país: la temporada de incendios forestales, sobre la cual, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ya declaró que el riesgo será muy alto.
Entre 1997 y 2017, uno de cada cuatro desastres en el mundo y 53 % de las pérdidas económicas ocasionadas por eventos de origen climático, ocurrieron en América Latina y el Caribe.
De acuerdo a sus reportes, al 09 de marzo, se habían registrado 1,121 incendios forestales en 29 entidades federativas, en una superficie de alrededor del 87 % del territorio nacional, y la situación solo empeorará, ya que se augura, este 2023 como uno de los años más calurosos en la historia.
En siete días (del 25 de febrero al 6 de marzo) el SMN registró temperaturas superiores a los 40 grados Celsius en zonas de Tamaulipas, Guerrero, Oaxaca, Morelos, San Luis Potosí, Nuevo León, Campeche y Chiapas. Asimismo se ha pronosticado temperaturas de más de 30 grados en gran parte del territorio mexicano.

En este contexto de inminente calentamiento global, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) hizo un llamado para que los gobiernos, con especial énfasis en América Latina, a que tomen medidas de prevención que prioricen un enfoque "sistémico, integral y holístico", que incorpore los principios de las 5R (por sus siglas en inglés) como Revisión, Reducción de Riesgos, preparación, Respuesta y Recuperación.
El Oficial Forestal de la FAO para América Latina y el Caribe, Pieter van Lierop, destacó que la simple tecnología de extinción no es suficiente para abordar el problema de manera sostenible y a largo plazo y subrayó que “la FAO recomienda invertir financieramente en entender las causas subyacentes, y en la prevención".
De acuerdo con datos del reciente informe “Ruido, llamas y desequilibrios. Nuevos temas de interés ambiental”, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), América Latina ha presentado los incendios forestales más desastrosos en las últimas décadas. En 2019 ardieron más de 6 millones de hectáreas en Bolivia, Brasil, Colombia, Paraguay y Perú.
Y entre 1997 y 2017, uno de cada cuatro desastres en el mundo y 53 % de las pérdidas económicas ocasionadas por eventos de origen climático, ocurrieron en América Latina y el Caribe, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR).
El desmonte, la deforestación, la expansión agrícola, la extracción de recursos y el desarrollo urbano y rural, son los casos más importantes en el cambio de uso del suelo que afecta directamente a los bosques y selvas. Por ello, el llamado de la FAO se enfoca en fortalecer los sistemas de alerta temprana (SATs), y en basar las decisiones en datos concretos de afectación, como los que genera la plataforma de Datos de Emergencias de la FAO (DIEM, por sus siglas en inglés).
Los retos de México
En México los retos apuntan a hacer más con menos. Aunque este año el presupuesto asignado al sector ambiental se incrementó un 185 %, respecto al 2022, solo el 1.2 % serán para la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), dependencia que contará con poco más de 930 millones de pesos para garantizar la conservación de cerca del 33 % del territorio nacional que tiene alguna categoría de protección. Algo así como “menos de diez pesos por hectárea para cuidar y proteger las áreas naturales protegidas”, destaca el documento “Cuidar lo que importa” de la coalición Noroeste Sociedad Civil para la Sustentabilidad Ambiental (NOSSA), integrada por siete organizaciones no gubernamentales.
Otro esfuerzo indirecto para reducir este riesgo es combatir la deforestación a través de la sanción y el castigo. Ejemplo de ello, es la reforma que aumenta las penas por tala ilegal, aprobadas en el 2021.

La deforestación va a la baja, ya que en el sexenio pasado el promedio fue de 250 mil hectáreas al año y en el actual es de 189 mil 528. De acuerdo a investigaciones de académicos, en el país alrededor del 70 % de la madera que se consume tiene origen ilegal.
Ahora, de acuerdo con el Código Penal Federal, serán castigadas con entre 2 y 15 años de prisión y de 500 a 10 mil días de multa a quien desmonte o destruya vegetación, corte, arranque, derribe o tale algún o algunos de los árboles o cambie el uso de suelo forestal en comunidades indígenas, zonas agrarias, comunales y/o ejidales de cualquier área natural protegida. Asimismo, la pena se agravará hasta con tres años más, si las conductas se realizan con uso de violencia física y/o armas de fuego.
Por su parte, el Consejo Nacional de Protección contra Incendio (CONAPCI), reportó que, en promedio, cada año nuestro país registra alrededor de 95 mil incendios forestales. El 90 % de ellos, se deben a descuidos humanos, que se intensifican por las condiciones de sequía, cada vez más severas.
En la década 2001-2021 el país tuvo una pérdida de vegetación de más de 4 millones de hectáreas, casi el equivalente a la superficie del estado de Yucatán y, aunque los esfuerzos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) para restaurar este año 55 mil hectáreas de superficie dañada, en realidad esto no representa ni la tercera parte de lo que en promedio se pierde al año.

En el caso del Sistema de Alerta Temprana de Incendios Forestales en México (SATIF), la nueva versión del sitio web, estrenada el año pasado, presenta información más robusta para el antes, durante y después de un incendio. Esta es su quinta actualización desde 1999. (http://incendios-beta.conabio.gob.mx/)
En este contexto, es crucial que los gobiernos adopten medidas urgentes de prevención de incendios, todo sea por la salud planetaria.
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