En los últimos años se ha hablado mucho de la transición o transformación energética, ecológica o democrática. Parecería que los términos ‘transición’ y ‘transformación’ son sinónimos, pero no es así.
De acuerdo con la Real Academia Española, la transición es “acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto”, mientras que la transformación es “acción y efecto de transformar, hacer cambiar”, es decir, la primera se asociada a una continuidad de algo, pasar de un punto a otro sin que necesariamente ello implique un cambio radical, puede ser de largo tiempo, mientras que el segundo término sí connota una ruptura, un cambio realizado en un tiempo corto o mediano.
Para el investigador del programa “Ciudad, gestión, territorio y ambiente” del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Dr. Gian Carlo Delgado, “La transición y la transformación urbana pueden tener aspectos comunes pero, en el largo plazo, las medidas de transición urbana pueden derivar en un regreso a las prácticas usuales (Business as usual, BAU), o bien, gradualmente converger con rutas de transformación urbana que no suponen cambios estructurales de fondo y la conformación de nuevos paradigmas”.
El académico cita como ejemplo la transición en la movilidad sustentable, donde señala que hay acciones que pueden ayudar, pero no atienden estructuralmente el problema, no van al fondo, mantienen muchas de las prácticas pasadas.
“El tema de electrificar el transporte, está muy bien, pero no necesariamente pone en tela de juicio el paradigma de la movilidad donde otros están abogando por transformarlo a fondo al invertir la pirámide actual de movilidad para priorizar la movilidad activa y masiva, y no el automóvil privado, independientemente si va con electricidad o no”, señaló en la conferencia Alternativas frente al cambio climático, organizado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el marco del evento internacional Solve Climate 2030.
Lo mismo sucede en el caso energético. Se habla del auge de las energías renovables y el uso de las nuevas tecnologías para eficientar el consumo eléctrico, pero se ha dejado de lado el tema de fondo que es cambiar los hábitos de consumo y el modelo de producción.
En la ruta hacia el cumplimiento de la Agenda 2030, los países han optado por acciones de transición. El Pacto Verde Europeo (Green Deal), señala que "la transición ecológica reconfigurará las relaciones geopolíticas, incluidos los intereses económicos, comerciales y de seguridad a escala mundial, lo que creará desafíos para una serie de Estados y sociedades" , mientras que en Estados Unidos se habla con más fuerza de una transición haca las energías limpias.
Si bien, empezar a abandonar una economía basada en el uso de los combustibles fósiles es un gran paso hacia la sostenibilidad planetaria, el cambio deber ser más profundo, la amenaza de aumentar la temperatura global hasta en 3 grados centígrados durante este siglo, requiere una transformación que abandone los modos actuales de producción y consumo, para empezar a caminar hacia un nuevo modelo de desarrollo que busque cambiar a mediano plazo estructuras, culturas, instituciones y hasta regímenes completos.
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