Más de 40 organizaciones civiles y colectivos que integran la Alianza Mexicana contra el Fracking piden a las y los diputados prohibir el fracking.
En cuatro de las cinco regiones con potencial para extraer recursos petroleros no convencionales mediante fracking en México, hay niveles críticos de disponibilidad de agua, por lo que, si los proyectos de fracturación hidráulica se pusieran en marcha no tendrían agua para operar y afectaría el abasto para consumo humano, reveló una investigación de la organización civil CartoCrítica.
El documento Estimación del consumo requerido de agua para la explotación de recursos petroleros no convencionales mediante fracturación hidráulica en México, estima el volumen de agua requerido para explotar una fracción de los volúmenes estimados de gas y petróleo no convencional del país, tomando como referencia el uso del agua en otras cuencas petroleras del mundo.
Por ejemplo, para extraer el 10% de los recursos no convencionales identificados, sería necesario perforar y fracturar más de 14 mil nuevos pozos, que requerirían hasta 470 mil 973 millones de litros de agua. Para dar idea de lo que esto significa, Manuel Llano, coordinador de la investigación y director de CartoCrítica, explicó que: “en México hay 47 millones de autos, este es el número de pipas de agua que requeriría Pemex para hacer fracking. Cada nuevo pozo podría requerir hasta 40 mil pipas de agua.”
A escala local estas cantidades de agua tendrían efectos importantes y podrían causar conflictos. Aun si las empresas petroleras pagarán más por el agua, esto implicaría quitar el agua a sectores fundamentales para las economías locales.
De no prohibirse el fracking en el país, Pemex podría requerir ¡más de 47 millones de pipas de agua para extraer gas y petróleo! El consumo de esta agua pone en grave riesgo hídrico a las regiones de extracción.
La falta de agua intensifica los conflictos en regiones con estrés hídrico. En la región de los Cinco Manantiales, en el municipio de Nava, Coahuila, el conflicto se agudizó por la cervecera Constellation Brands. En el municipio de Anáhuac y Lampazos, Nuevo León, el despojo histórico de derechos de agua para riego agrícola ha limitado el acceso al recurso para consumo doméstico y otras actividades productivas.
En la zona metropolitana de Monterrey, que depende de la cuenca del Río San Juan, el uso de agua para fracking podría comprometer aún más el abastecimiento.
En México se han identificado 5 regiones con potencial para el fracking:
1) Sabinas, ubicada en el noreste del país —al centro de Coahuila y occidente de Nuevo León—, abarca yacimientos convencionales que producen gas seco y constituye la continuación de la formación Eagle Ford, cuya sección en Estados Unidos es explotada desde hace más de 15 años para la extracción de petróleo y gas no convencionales;
2) Burro Picachos, al norte de Coahuila y Nuevo León, produce gas seco en yacimientos convencionales y también contiene parte de la formación Eagle Ford
3) Burgos, ubicada entre Nuevo León y Tamaulipas, es la principal provincia productora de gas seco de México en yacimientos convencionales, aunque también produce gas húmedo y aceite, y se considera como la segunda provincia en nivel de importancia en cuanto a potencial no convencional en las formaciones Eagle Ford y Pimienta;
4) Tampico-Misantla, en la zona centro-oriental del país —abarca partes del sur de Tamaulipas y la zona centro de Veracruz, así como de San Luis Potosí, Hidalgo y Puebla— contiene yacimientos convencionales que producen principalmente petróleo y en cuanto a yacimientos no convencionales es la de mayor potencial; y
5) Veracruz, en el estado de Veracruz con una pequeña porción del norte de Oaxaca, produce sobre todo gas seco en yacimientos convencionales, pero dispone también de potencial de almacenamiento de recursos no convencionales.
La fracturación hidráulica tiene altos costos ambientales, uno de ellos el alto consumo de agua. Otros son la contaminación de aire y agua con químicos tóxicos y los sismos inducidos.
Pico del petroleo
La producción de petróleo alcanzó su punto más alto en 2004 y la de gas, en 2009, desde entonces, ambos combustibles fósiles, señala el Energy Institute, van en declive y ningún nuevo yacimiento o técnica de extracción puede revertir esta tendencia.
México es un país con una matriz energética altamente dependiente de los combustibles fósiles. En términos primarios, durante 2023 el petróleo, el gas y el carbón tuvieron una participación relativa equivalente al 90% del consumo total: el petróleo con el 47%, el gas con el 40% y el carbón con el 3%.
El uso del petróleo, en específico de sus derivados como gasolinas, diésel, querosenos y gas licuado, está concentrado casi en su totalidad dentro del sector transporte, el del gas se encuentra más diversificado y contribuye de manera dominante en el consumo final de energía de los distintos sectores económicos, tanto de manera directa como indirecta a través de su uso para generar electricidad.
La revolución del shale que se quiere imitar y que sucedió en Estados Unidos -indica el documento-, así como la caída en los precios de la energía que trajo consigo reducen la rentabilidad de los proyectos no convencionales en el país y frenan su desarrollo. En México los costos económicos que pueden llegar a estar asociados a la explotación de yacimientos no convencionales son mayores que en el país vecino.
Por ello, concluye, que “la explotación de petróleo y gas no convencional en México sólo constituiría un paliativo temporal frente a la caída en la producción de los recursos convencionales y para la seguridad energética del país, y conllevaría además una gran cantidad de impactos no sólo ambientales sino económicos”.
A la espera de su prohibición
En febrero de 2024, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, envió una propuesta para reformar la Constitución del país, la cual incluía la prohibición del fracking, además de establecer la preferencia del consumo personal y doméstico de agua por encima de cualquier otro uso y prohibir el otorgamiento de concesiones de agua en aquellas zonas con escasez, la iniciativa quedó en la congeladora.
La nueva presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo (2024-2030), ha expresado su intención de prohibir el empleo de la fracturación hidráulica en el país. Por ello, las más de 40 organizaciones civiles y colectivos que integran la Alianza Mexicana contra el Fracking piden a las y los diputados de esta nueva legislatura (LXVI), prohibir el fracking a través de la iniciativa de reforma constitucional de medioambiente que ya fue aprobada en comisiones el pasado mes de agosto, o bien, prohibir el uso de agua para fracking a través de la Ley General de Aguas, que tampoco se aprobó en la legislatura anterior.
Para saber más:
Desde el 2013 hemos publicado sobre el fracking (o fractura hidráulica) en el país. Por eso, te recomendamos estas lecturas al respecto.
En la primera imagen (Ecosmedia #121, noviembre 2020), te presentamos el primer audiolibro infantil sobre fracking, un trabajo bellamente ilustrado realizado en Argentina.
Коментарі