La pandemia mundial que hasta ahora ha dejado más de 4.200 muertos en 116 países del mundo, paradójicamente le ha generado un respiro al planeta. La parálisis industrial en países como China y Estados Unidos, la reducción del número y frecuencia de vuelos, la baja en el tráfico vehicular interno en las principales ciudades del mundo y, en general, la baja sustancial en el consumo de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón, entre otros) han favorecido una baja de hasta el 25% en el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero, cifra que representa el 6% a nivel global, así lo informó el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), en Estados Unidos.
Un avión Airbus A380, con capacidad máxima de combustible de 323.546 litros, emplea la cantidad de energía que equivaldría al combustible usado por 3.500 automóviles.
Desafortunadamente se teme que “para ganar lo perdido”, cuando se regrese a la actividad económica, las emisiones contaminantes aumentarán incluso por encima de los promedios históricos, ello en un afán de recuperación financiera acelerada.
Respiro a las especies animales
La prohibición temporal del comercio de fauna silvestre impuesta por China para combatir el coronavirus se ha convertido en la tabla de salvación para muchos animales amenazados considerados exóticos, afrodisiacos, de buena suerte o tradicionales. Ahora el Comité del Parlamento chino evalúa una ley para prohibir tanto el consumo como el tráfico de animales salvaje. Aunque el país asiático ha sido renuente en varias ocasiones a solicitudes de organismos de protección de la biodiversidad mundial respecto a legislar algunos ‘usos y costumbres’, esperamos que esta pandemia deje al menos algo positivo para la población mundial.
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