Desde el 2015, España tiene el triste honor de ser el país de la Unión Europea con mayor número de infracciones medioambientales. El año pasado, superó los niveles de contaminación atmosférica, especialmente partículas suspendidas de menos de 10 microparticulas, conocidas como PM10, y dióxido de nitrógeno.
Los ministros responsables de Medio Ambiente de España, Alemania, Francia, Italia, Chequia, Hungría, Rumanía, Eslovaquia y el Reino Unido fueron convocados a finales de enero por la Comisión Europea (CE) a una cumbre sobre la calidad del aire para ser informados por última vez antes de que el ejecutivo comunitario recurra al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para que decida si sus incumplimientos son sancionables.
La CE estima que 400.000 personas han fallecido prematuramente en los 28 países miembros como consecuencia de este problema y que millones de personas padecen enfermedades respiratorias y cardiovasculares provocadas o agudizadas por la deficiente calidad del aire.
De acuerdo a datos de la Secretaría General de la CE, tan sólo en los últimos cinco años España ha pagado casi 54 millones de euros por sanciones de todo tipo. Bélgica le sigue con 10, Grecia con 5, Irlanda con 4, Suecia con 2 y Portugal con 388 mil euros.