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La pasión por las cactáceas

-El 10 de octubre se celebra el Día Nacional de las Cactáceas


Así como las joyas o las flores, las cactáceas también generan pasiones. Esas extrañas plantas que viven en lugares secos, con formas tan extrañas, redondas como pelotas o alargadas como soldados o pequeñas como rocas, con hermosas y coloridas flores que en algunos casos, ¡solo viven un día!, o con espinas por todos lados y algunas hasta parece que tienen pelos blancos.

Esa pasión por entender su estructura y naturaleza, llevó a la doctora Helia Bravo Hollis a dar su vida a su estudio y a ser considerada la cactóloga número uno del país debido a que identificó y clasificó más de 700 especies de cactus endémicos de México.

Empezó estudiando medicina, pero cuando estudiaba, en 1924, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) abrió la carrera de Biología, a la cual inmediatamente se cambió y se convirtió en la primera bióloga titulada en México.


Es autora de numerosos artículos científicos y libros, pero sin duda el más importante ha sido Las cactáceas de México, publicado en 1937, el cual sigue siendo uno de los referentes para el estudio de este tipo de plantas.


Las cactáceas son originarias de América y ocupan el quinto lugar en diversidad. En el mundo existen alrededor de 1,400 especies, de las cuales 850 son mexicanas y 518 endémicas, es decir, somos el país donde existe la mayor diversidad de cactáceas con un alto número de endemismo de alrededor del 75 %.


Aunque se piensa que solo viven en desiertos y zonas áridas, también pueden vivir en ambientes húmedos como las selvas. Son plantas especialistas en almacenar agua, estar despiertas en la noche para tomar aire y listas para almacenar energía durante el día, su crecimiento es muy lento y pueden llegar a vivir hasta 2 mil años.


Por desgracia, la mayoría de ellas está en riesgo de extinción. Ocupan el primer lugar en el listado de especies en peligro de extinción en las normas mexicanas y, también figuran en los dos listados más importantes a nivel internacional: el de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y el de la Unión Mundial para la Naturaleza (IUCN).


Las cactáceas, desde tiempos prehispánicos, son parte esencial de nuestra cultura, geografía, historia y gastronomía. El mito de la fundación de Tenochtitlán cuenta de un nopal en medio de un lago, misma imagen que luego se plasmó en nuestro escudo nacional.

El legado de la doctora Bravo fue más allá de la ciencia. Contribuyó a fundar, en 1951, la Sociedad Mexicana de Cactología, de la cual fue presidenta y, en 1959, el Jardín Botánico de la UNAM, donde albergó la mayor parte de los ejemplares recolectados en prácticamente todo el país.


Sorprendió con su muerte cuatro días antes de los festejos por su centenario. Murió un 26 de septiembre del 2001 en la Ciudad de México, pero su legado queda también varias especies bautizadas con su nombre como la Airocarpus bravoanus o la Opuntia heliabravoana, entre otras.


En homenaje a su trayectoria, en el desierto más sureño del país, la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, en la frontera entre Puebla y Oaxaca, se creó un jardín botánico con su nombre y el 10 de octubre se instauró el Día Nacional de las Cactáceas, con la finalidad de recordar a la población mexicana sobre la importancia de conservar biznagas, garambullos, nopales, cardones, órganos, saguaros, tetechos, alicoches, cardenches, pitayas, viejitos, entre otras cactáceas.



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