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  • Foto del escritorEdith González

La COVID-19 también es una crisis feminista

Actualizado: 13 oct 2021

-Con la pandemia podría haber un retroceso de una década en la equidad de género: CEPAL.


De acuerdo con el Informe Especial COVID-19: La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible con igualdad las mujeres en América Latina y el Caribe sufrirán un impacto mayor en comparación con los hombres. Veamos porqué:

1. La desocupación laboral ha pegado más a las mujeres. Al iniciar el 2020, las mujeres representaban en la región el 57% de la población ocupada, principalmente en los sectores más vulnerables en términos de empleo e ingresos. Sin embargo, al cierre del año, la tasa de desocupación llegó al 12%, porcentaje que se eleva al 22% si se suma la misma tasa del año pasado.


De tal forma, las mujeres van perdiendo participación en el mercado laboral y con ello en su autonomía económica, lo cual podría representar más de una década de retroceso en los exiguos progresos logrados hasta la fecha en equidad de género.


2. La feminización laboral hace más vulnerables a las mujeres. Sectores como el comercio, la manufactura, el turismo, el trabajo doméstico, la salud y la educación, conformados mayormente por mujeres, representan mayor riesgo en términos del volumen de producción y del empleo como consecuencia de las medidas adoptadas para frenar los contagios. Además este tipo de empleo se caracteriza por tener altas tasas de informalidad, bajas remuneraciones y bajos niveles de calificación.


Otro sector de riesgo, altamente ocupado por las mujeres es el empleo independiente. Una de cada 3 mujeres es trabajadora por cuenta propia o propietarias de pequeña empresa, esto presenta un desafío para el financiamiento con perspectiva de género para la reapertura o sobrevivencia de sus empresas.


3. El bienestar y la salud de las mujeres se ha deteriorado. La crisis laboral y el encierro han representado una carga extra para las mujeres en el cuidado de sus familias y círculos parentales cercanos. Esta economía del cuidado impuesta se refleja en el deterioro de sus niveles de bienestar. En el caso de mujeres dedicadas al trabajo doméstico, éstas han visto aumentadas sus responsabilidades al tener que atender actividades relacionadas con el cierre de escuelas en los hogares donde viven niños y niñas. También han tenido que incrementar los estándares de higiene para prevenir contagios e incluso hacerse cargo de la demanda de cuidados de la salud de los miembros del hogar en que trabajan. En México, el trabajo doméstico femenino tuvo una caída del 33,2% en el 2020.


Sectores altamente feminizados son los más vulnerables. En el sector de la salud, además de ser fundamental para el cuidado de la vida, las mujeres alcanzan el 73% del total de las personas empleadas; mientras que en el sector educativo, la cifra asciende al 70,4% de la ocupación en América Latina. Imagen: Ecosmedia.


Bajo este panorama, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), hace un llamado a movilizar recursos públicos suficientes a fin de implementar medidas para hacer frente al COVID-19 desde una perspectiva de género.


Al respecto, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL señaló que “Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia. Un 73,2% de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales, que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la salud de contagiarse del virus. Todo esto en un contexto regional en el que persiste la discriminación salarial, pues los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7% inferiores a los de los hombres del mismo sector”, señaló.


Si deseas consultar el informe completo da click aquí.

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