El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lanzó el programa Adopte un Parque el cual busca que empresas, fondos de inversión, bancos y particulares brasileños y extranjeros, aporten dinero para preservar los 63 millones de hectáreas de la Amazonía y 120 reservas naturales.
Independientemente del reducido nombre del programa para tan importantes reservas naturales, el programa busca ‘presionar’ sutilmente a los críticos de la deforestación de la selva tropical -léase Unión Europea- a que aporten recursos económicos para su conservación y mantenimiento, como sería la contratación de personal para incrementar la seguridad y evitar la deforestación ilegal.
El programa pretende poner a la venta bajo la idea de ‘adopción’ un total de 132 áreas equivalentes al 15% de la mayor selva tropical del mundo.
En parte, el programa es resultado de las presiones europeas de no ratificar el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, que incluye a Brasil, el cual fue firmado en junio de 2019 luego de dos décadas de negociaciones.
Por el momento, la empresa francesa de supermercados Carrefur ya ha levantado la mano para adoptar la reserva de Lago de Cuniã, en el estado de Rondonia, cuyo territorio casualmente permite la extracción controlada de madera, situación que ha prendido las alarmas de ambientalistas de todo el mundo.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Investigaciones Especiales (Inpe) entre enero del 2020 y enero del 2021 hubo una reducción del 70% (988 km²) de alertas de deforestación. En contraste, el reporte Frentes de deforestación; impulsores y respuestas en un mundo cambiante, de WWF indica que en el mundo existen 24 frentes de deforestación y nueve de estos ellos están en Latinoamérica: seis en la Amazonía en Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela y Guyana; uno en el Gran Chaco de Paraguay y Argentina; otro en el Cerrado de Brasil; un frente en el Chocó-Darién de Colombia y Ecuador; y el último en la Selva Maya de México y Guatemala.
